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Publicacion Diario Expreso, 2011.
Primero fue con el sello Fénix, luego con la fabrica, que llevaba su apellido. Así el zarumeño Luis Felipe Aguilar Loaiza alentó la actividad discográfica en el país durante 42 años desde la ciudad de Guayaquil.
El sonido de un pequeño tocadiscos inunda la sala de la casa de la familia Aguilar Maldonado, en la ciudadela Miraflores. Una melodía rítmica, pero con cierta carga de melancolía se deja escuchar. “ Culebra que hace ahí que no me dejas pasar / culebra que haces ahí que no me dejas pasar / tu sabes que soy la reina de la víbora coral / Que te piso el rabo culebra / que no me haces nada culebra”…
Carlos, un ingeniero eléctrico de la Espol, se emociona tarareando ese tema. “Fue uno de los éxitos de nuestra disquera producido en los años 60, vendimos cientos de discos con esa canción”. Agrega. Es uno de los hijos de Luis Felipe Aguilar Loaiza, un zarumeño y dueño de la fabrica de Discos Aguilar, que durante tres décadas y a partir de 1950, alentó la actividad musical del país.
“Tal como ocurrió con la mayoría de las disqueras nacionales, la empresa cerro en 1992, como consecuencia de la piratería discográfica. Su dueño falleció en febrero 1999.
“A mi padre le costo aceptar que el negocio del disco había quebrado”, dice Carlos, quien junto a sus hermanos María Eugenia, Freddy, Roberto, y Fernando, apoyaron al progenitor desde los primeros años del almacén en Escobedo 1219 y Vélez.
La Historia de la discografía en el Ecuador arranco en 1911, cuando se graban en Guayaquil y Quito, 136 discos y 272 canciones. Cuando Luis Felipe Aguilar Loaiza arribo a Guayaquil con su familia, en 1950, en el país había cerca de 10 marcas. El llego delegado por la empresa de la que era accionista, junto a otros dos hermanos, Industrial Financiera C.A. para abrir una oficina en Guayaquil.
Esta compañía tenia como sede Zaruma y una línea variada de negocios. Una de estas era la producción de discos bajo el sello Fénix. “La empresa quebró pronto, y mi padre se quedo con la disquera. Así se inscribió en la etapa mas exitosa de la historia de la música en el país y en el mundo. Para entonces no se había inventado el casete, que facilito la piratería” recuerda.
Hasta 1977 contrataron la fabricación de los discos, primero con Ifesa, luego con Fediscos, pero ese ano abrieron su propia factoría. Discos Aguilar, que estuvo ubicada en el kilometro15,5 de la vía Daule.
Para esto hicieron un préstamo de dos millones de sucres que se pagaron luego de tres años. “Era la época que aun se vendían discos”
Tanto como Discos Fénix y Discos Aguilar, la empresa tuvo muchos éxitos de venta. Algunas de sus producciones superaron las 100,000 copias.
Carlos, junto a su hermana María Eugenia, revisaron esta semana el baúl de los recuerdos y rescataron ediciones de discos en carbón y de vinil. Ahí aparecen canciones como el Zapato, interpretado por Charles y sus Estrellas, ‘Nunca Podrán’, con Rau Illescas, ‘Cumbia en Arequipa’, de Libertad Santiago de Chuco, ‘Jesús del Carmen’, con Los Cariñosos.
Con el sello Fénix salieron para el mercado ecuatoriano éxitos de artistas peruanos, como Los Pasteles Verdes y hasta españoles, como De Raymond. “Tuvimos la oportunidad de comprar algunas licencias para reproducir los temas de varios artistas”.
Amigo cercano de personajes como, Nicasio Safadi, Carlos Silva Pareja, Lucho Silva, Sergio Bedoya, Carlos “Loco” Montalvo, Carlos Pino Plaza, Eduardo Jairala, Jose Domingo Feraud, y Trajano Recalde, todos vinculados con el mundo discográfico, este zarumeño, quien quedo huérfano de 12 años y cargo a cinco hermanos, tiene un importante lugar en la historia de la discografía ecuatoriana.